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auka-rayen... flor rebelde #-)

Micro historias insertas en el texto

Micro historias insertas en el texto

Carla, otra mujer cuenta otra historia,: - eso me recuerda el cuento del ex cura y la monja cuáquera. La nana de mis hijos trabajó en aquella casa y me lo contó. Él era un señor súper respetable, de pelo blanco, trajes oscuros y muy buenos modales. Cuando dejó el sacerdocio, se casó con una gringa que era monja cuáquera. La casa era grande y oscura, estaba llena de crucifijos y solían dar de comer a los mendigos, que tocaban el timbre. Pero en las noches, la nana sentía ruidos raros en el ropero grande del escritorio. Muchas veces fue a mirar y no vio nada, la puerta del ropero estaba siempre cerrada. Pero como éste se movía, la nana pensó que penaban. Una mañana, haciendo el aseo, encontró un látigo botado en el suelo, al lado del famoso ropero. Creyó que el diablo lo había puesto ahí y ese mismo día dejó la casa. Hasta hoy, y por eso lo cuenta con tanta ingenuidad, cree que la casa estaba embrujada

 

 

 

 

 

Julia, una mujer en casa de Sara cuenta la siguiente historia: una amiga mía  se separó hace diez años y nunca nos quedó claro por qué. Hace un par de meses, dado que está en terapia y anda en la onda de enfrentarlo todo, conversó conmigo y me lo contó. Resulta que durante los 7 años que estuvo casada, cada vez que hacía el amor con su marido, él se ponía en cuatro patas en el suelo y le rogaba a su mujer que le introdujese por el culo... ¿saben qué? ¡un palitroque! Sólo si ella lo hacía podía gozar. La casa se fue llenando de estos objetos de distintos tipos y colores. Mi amiga decidió dejarlo el día en que se enteró que se había hecho elegir presidente del club de palitroques. 

 

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Ximena cuenta: una pareja de amigos míos, luego de 2 años de pololeo, con matrimonio e hijos anteriores, compraron una casa grande y antigua de dos pisos. Dividieron la casa en dos, con entrada, cocina, timbres y hasta teléfonos separados, y cada  uno vive en un piso. Abajo, ella tiene la galería, los corredores, los patios nostálgicos, los niños y las nanas. Arriba, el tiene un “loft”, sin una pared divisoria, totalmente moderno, un verdadero piso de solteros. Hay una escalera interna al fondo de la casa, casi escondida, que comunica los dos pisos. Se visitan y se invitan a dormir cuando tienen ganas y de verdad han conservado el espíritu del pololeo.

(es injusto pues ella se queda con los niños, es machista)

 

by Julit@ Venegas Guiño

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